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Objetivo: determinar la precisión de una escala que identifica el riesgo de desnutrición en el adulto mayor en un hospital con unidad de medicina familiar. Material y métodos: realizamos una evaluación nutricional extensa y aplicamos la escala mínima del estado nutricional. El estudio fue comparativo, observacional y transversal, con un nivel de confianza de 95 %. Incluyó a sujetos de 60 años y más, sexo indistinto, sin deterioro cognoscitivo y que recibieran aporte proteico de 50 a 60 g/día. Excluimos aquellos con prótesis de miembros. La evaluación nutricional extensa constituyó el estándar de oro conformado por indicadores antropométricos, bioquímicos, inmunológicos y de bioimpedancia eléctrica estandarizados. Formulamos un modelo con elementos de plausibilidad biológica de ambas evaluaciones y su curva ROC correspondiente. La capacidad diagnóstica fue determinada con un modelo de regresión logística y con un ajuste de regresión lineal múltiple. Resultados: incluimos 85 individuos con prevalencia mayor de mujeres. Los indicadores nutricios de ambas evaluaciones mostraron diferencias hacia el interior de sus categorías. La evaluación extensa reportó 22 % de sujetos desnutridos y 78 % de no desnutridos; en comparación con 18 % desnutridos y 82 % no desnutridos con la escala mínima del estado nutricional, con una sensibilidad de 84 % y especificidad de 95 %. El modelo V reportó un área bajo la curva de casi 96 % de exactitud global de la prueba. Conclusiones: la escala mínima del estado nutricional no brinda más precisión para identificar desnutrición en el adulto mayor que una evaluación extensa, aunque sí otorga elementos que identifican a sujetos con riesgo de presentar desnutrición energético-proteica.